Allá va la tercera y última parte… Espero que como siempre la disfrutéis:
«El cuarto día, último en Madrid y último del puente, aprovecho para disfrutar de los copiosos (y riquísimos) desayunos del hotel InterContinental Madrid. ¡Cómo los voy a echar de menos cuando me toque desayunar en casita unos escuetos cereales! Jajajaja. Cogemos el coche bastante tempranito y nos dirigimos al Palacio del Pardo a empaparnos un poco más de nuestra Historia reciente (qué puente tan intelectual estamos teniendo…) El Pardo es interesante no sólo por haber sido la residencia de Franco, sino por haber sido también la de muchos reyes y porque ha salido en multitud de series y películas españolas. Yo lo recuerdo sobre todo de «Cuéntame cómo pasó», que confieso que es una de mis series favoritas.
Una vez que estamos dentro del Pardo, lo que más me llama la atención no son los lujosos adornos típicos de cualquier palacio (ya he visto demasiados) sino los objetos y atuendos que aún se conservan en las habitaciones que ocuparon Franco y su familia (supongo que soy más morbosa de lo que pensaba) aunque el guía (que se ve que lleva toda la vida allí) no ahonda demasiado en los detalles íntimos.
Ya que estamos en el Pardo, visitamos también la Casita del Príncipe, que a pesar de ser minúscula, resulta especialmente bella (¡y fría!) Después, volvemos en coche a Madrid capital a disfrutar de lo que nos queda de día antes de volver a casa (y a mañana, a la uni… Buff) Como es la hora de comer, decidimos ir al Mercado de San Miguel a probar alguna delicatessen y así, no zampar mucho después del pedazo de desayunón. Pero por el precio, más que nada… Que está todo por las nubes. Pero bueno, un día es un día… Comemos dos o tres croquetas de algo que no consigo identificar (pero rico, eh), un pintxo con muy buena pinta y lleno de cosas que tampoco sé que son exactamente y finalmente, un mini plato de paella. Realmente, todo está muy muy bueno, pero las raciones son un poco escasas y además, está el inconveniente de comer de pie y rodeado de gente. Porque hoy el Mercado de San Miguel
está petado de gente… ¡Qué agobio, por Dios!
Al terminar de comer (y tras conseguir salir del Mercado), nos dirigimos hacia Sol (que también está a rebosar de turistas) y cogemos lotería para Navidad en la «Lotería de los Gordos» con esperanza de que nos toque algo y salir de pobres» Hoy sé que fue en vano, porque no nos ha tocado ni una triste pedrea, pero en fin… «Tras hacer la cola de rigor, conseguimos unos números de lotería cualquiera y damos media vuelta, para pasear hacia el Palacio Real (porque parece que está más despejado de gente) Así es hasta que llegamos al Palacio, donde vuelve a haber bastante ambiente con puestos de comida, pista de hielo, etc. Desde allí, cogemos el metro hasta el Corte Inglés de la calle Princesa, donde tenemos aparcado el coche. Tras pagar el aparcamiento (una vez más, super caro) programamos el GPS para volver a casa. Como viene siendo costumbre, me despido de la ciudad mientras la vamos dejando atrás y me digo lo realmente bien que lo hemos pasado. Además, he re-descubierto mi amor por el teatro y los musicales, pero como ya dije una vez, debería de quitarme de ese vicio porque si no, me voy a arruinar… O lo que es peor, ¡voy a arruinar a mi familia!XD
Tras un largo viaje, vislumbro mi casa sobre las 9 de la noche. Como estoy exhausta, nada más poner un pie en casa, como algo y me marcho a la cama a dormir, que encima mañana tengo que madrugar… Veredicto sobre el puente: ¡Hay que repetir!»
Y aquí termina el relato sobre mi puente de diciembre, ahora que queda poco para estrenar el próximo año. La semana que viene continuaré con mis recomendaciones semanales, pero antes de eso, quiero aprovechar para desearos desde aquí: ¡¡FELIZ AÑO NUEVO 2014!!
Espero que seáis felices este nuevo año que entra, que viajéis mucho (ojalá que yo también) y que no dejéis de leer este blog que hago con tanta ilusión…
¡Hasta la próxima!